Cada vez más pronto, qué pesaditos (¿os podéis creer que el dos de noviembre ya había un abeto con bolas y espumillón en Cierto Conocido Centro Comercial?). Pero, aunque eso también da para entrada, voy a hablaros de otro tema.
Como iba diciendo, llega la Navidad, y tal vez estés pensando en qué regalo hacer a tu hijo, sobrino, o hijo de amigo con el que tienes confianza. Y tal vez hayas creído ver el regalo ideal en una tienda a la entrada de unos grandes almacenes.
En efecto, me refiero a ese precioso ejemplar de "canis lupus familiaris" de tres meses que te mira con ojitos tiernos desde detrás del cristal, o juega con su compañero de jaula, o duerme boca arriba de una forma que te hace dudar de si está vivo o muerto.
Desde luego, al niño le va a encantar. La inmensa mayoría de los niños adoran a los cachorritos. Pero antes de sacar los quinientos euros, piensa un poco y hazte las siguientes preguntas:
1. ¿Toda la familia quiere perro? Por más que le quiera el niño, si el resto de la familia no le quiere, es muy probable que el próximo verano tu precioso regalo de navidad termine "olvidado" en una gasolinera como un Fran Perea cualquiera. Y no, no vale lo de "ya se encariñarán con él". A muchas personas no les gustan los animales, y no está bien obligarles a asumir esa responsabilidad. Punto.
2. ¿Para qué quiero un perro? No es lo mismo un perro para cazar, para guardar la casa o para asistir a un enfermo. Si lo quieres para algo específico, infórmate sobre qué raza te conviene. Si todo lo que quieres es un animal de compañía, plantéate visitar una protectora y adoptar un mestizo. Tiene
muchas ventajas. Prácticamente las únicas ventajas que le veo yo a un animal de raza son la selección que le ha llevado a especializarse en ciertas labores, y el tener un "estandard" que te hace ir a lo seguro en cuanto a peso, pelaje y tamaño. Esto último tiene una fácil solución:
adopta un adulto. Si te empeñas en un cachorro, hay un truco casero, aunque puede fallar: fíjate en sus patas. Cuanto más gordas sean, mayor será el tamaño del bicho cuando crezca. No es efectivo cien por cien, pero ahí lo dejo.
3. ¿Dónde va a vivir? Un perro grande necesita más espacio que uno pequeño. Si no tienes un enorme jardín, olvídate de esa preciosidad de cincuenta kilos y busca algo que no se sienta asfixiado en tu cuchitril solución habitacional de 30 metros cuadrados.
4. ¿Tengo tiempo para él? Un animal necesita algo más que agua y comida. Necesita ejercicio, atención veterinaria, compañía y juegos. Si trabajas doce horas diarias y llegas a casa medio muerto y harto de todo, plantéate mejor tener un canario.
5. ¿Cuánta importancia le doy a la limpieza de casa? Si quieres tener un perro en casa, es IMPRESCINDIBLE tener también un buen aspirador. Y resignarte a que, por más que limpies, nunca volverás a vivir en un anuncio de Don Limpio. Porque esos bichos, en mayor o menor medida, sueltan pelo. Y huelen.
6. ¿Tengo un buen seguro de responsabilidad civil? Puede que por fuera tengas esto:
Pero por dentro, sigue siendo esto:
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Los perros dan varias vueltas a su cama antes de acostarse del todo, se revuelcan en el suelo para disimular su olor natural, se comen todo lo que encuentran tengan hambre o no porque hay que aprovechar las oportunidades, aúllan cuando se sienten solos y, lo más importante, pueden llegar a morder cuando se sienten en peligro y creen que deben defenderse. O cuando creen que su dueño está en peligro y deben defenderle. Y aunque no es lo mismo un mordisco de mastín que de chihuahua, la persona ofendida te puede demandar por ambos. Así que procura estar bien asegurado. Y no vale como excusa "mi perro es muy bueno". Mi Gea también era muy buena (dejaba que le quitáramos los cachorritos para jugar con ellos sin ni siquiera una mala mirada) y un día casi le arranca la nariz a mi primo de un mordisco porque el muy inconsciente estaba haciendo el pino en el sofá a su lado (le anduvo por un milímetro). Además, hay muchas otras formas en las que un perro puede hacer daño además de morder: tropezones con la correa, arrancar las flores del jardín de tu vecino intentando enterrar la comida...
7. ¿Cómo ando de paciencia? Los perros son animales inteligentes, si se entiende como inteligencia la capacidad de aprender cosas (naturalmente, un perro nunca llegará a resolver la cuadratura del círculo, eso se lo dejamos a los
auténticos genios de las matemáticas). Pero si no te molestas en enseñarle unas mínimas nociones de buenos modales, no las aprenderá solo. Y desde luego, no las va a aprender en un día, así que vas a tener que pasar mucho tiempo con él enseñándole a comportarse. Y tu dulce cachorrito va a hacer muchas trastadas en casa (prepárate a despedirte de tus zapatillas favoritas, es lo primero que destruyen).
8. ¿Soy muy depresivo? Asúmelo, tu perro va a morir antes que tú. El récord de longevidad canina está en unos veinte años. La media de vida de un humano en un país desarrollado, salvo accidente o enfermedad incurable, en unos ochenta. ¿Te compensa pasarte una semana llorando por la muerte de tu perro?
Si a pesar de todas estas cosas estás decidido a tener un perro, enhorabuena, vas a tener un amigo para toda la vida. Te va a querer aunque seas Quasimodo o Jack el Destripador.
Si no, ¡mira, una tienda de peluches! Todos los niños se pirran por un peluche:
Por cierto, la respuesta a la última pregunta es sí.